lunes, 14 de mayo de 2018

POR AHORA




Aquí. Me siento bajo el árbol milenario.
Fuerte. Robusto.
El roble me acoge con su firme sombra.

Allí. Miro las nubes en el horizonte.
Claro. Liviano.
La línea del infinito a la que nunca llegar.

Aquí. Siento el frescor de la hierba a mis pies.
Verde. Vulnerable.
Y la margarita que me acuna.

Allí. Veo un halcón que alza el vuelo.
Seguro. Majestuoso.
Parece que me guiña un ojo.

Respiro, entonces. Y cierro los ojos.
Y veo con claridad.

El desierto, ahora, me permite ver.

Y me despido, pues.
Me despido, por ahora, de la oscuridad.
Me despido del miedo y del arrojo que me ciegan.
Me paralizan o me ahogan.

Me despido, de momento, de los grilletes de la pereza.
Del des-amor propio.

Y me despido sabiendo que es por ahora.

Por un momento.

Quizás lo oscuro y el miedo y el arrojo y el des-amor vuelvan.

Y entonces les daré los buenos días. Los miraré a los ojos.
Y les daré un asiento en mi salón.
Y nos tomaremos un té.

Pero ninguno de ellos decidirá cuál es el próximo paso.

Me despido, pues.

Por ahora.

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