A veces siento que tengo un avispero en mi garganta. Y un zarpazo
de oso en mi estómago. A veces siento punzadas de hormiguitas en mis pies.
Ay,
y jilgueros cantando en mis oídos.
A veces me sorprendo hablándole a mis
rodillas que crujen como chicharrones.
A veces me siento y no me levanto.
A veces me miro y no me veo.
A veces mis uñas lloran desconsoladas. Y mis dientes escupen
falsa ironías.
A veces. Esto es algunas veces.
Otras veces mi ombligo ríe
locamente.
Y mis dedos tintinean de emoción. Hay veces que mi pelo baila al son del viento y
mis pechos recogen el sonido de la montaña.
A veces mi nariz se contornea
sensual y mis caderas huelen a felicidad.
Esto es lo que hay. A veces mi cuerpo me calla y otras, me
ensordece.
Hay veces que mi cuerpo se expande y engrandece por dentro.
Sí.
Como
un arcoíris en mi diafragma.
Esto es lo que hay.
Hay días que me miro y, sí.
Me veo.