Hay gente que llora y grita. Hay gente que ríe sin más. Los
hay que, sin darse cuenta que detrás de la lágrima infinita, hay un manto de
fuego. Los hay que se despiertan una mañana a la luz del sol y saludan a sus
ojos en el espejo.
Los hay que caminan sin saber a dónde van.
Hay gente que retiene su miedo dentro. Muy adentro. Y de
tanto esconderlo ya no se atreven ni a vivir.
Hay gentes que cantan, gentes que escriben, gentes que loan
y gentes que no. Hay gente que pide y gente que exige.
Hay gente que da y no sabe querer.
Los hay que a veces aprenden a olvidarse de sí mismos y su
amor ya no vale nada, porque dan lo que no tienen. Hay gente que pinta y gente
que baila. Hay gente que se queda anclada en su tierra y no se atreven a volar.
Y los hay que surfean, y saltan, y viajan. Por fuera. Y por dentro. Los hay que
a veces se enojan y explotan. Hay gente caprichosa, gente voluble, sutil, gente
voluminosa y gente transparente.
Los hay que a veces se esconden.
Hay gente incomprendida, hay gente perfecta, los hay
perfeccionistas y divertidos. Perfeccionadores y temerosos. Hay gente que no. Y
hay que gente que a veces.
Hay gente que sí. Siempre.
Hay gente inconstante y gente burlona. Borrosa, picajosa, rara
y pegajosa. Hay gente que olvida y gente que perdona. Y hay gente que ni uno ni
lo otro.
Hay gente que se rompe a pedazos y ya no se recompone y gente
que se eleva, a la luz del ocaso. Hay gente de sangre y gente de barro.
Hay gente que come. Y gente que bebe. Los hay que inspiran y
los hay que expiran. Hay gente que viene y gente que va. Hay los que se pegan. Y
los que desaparecen. O callan.
Hay gente de tú, y gente de yo y de yo y de yo. Los hay que
nosotros y los que nadie.
Hay gente que son ejemplo a seguir y gente que sigue y busca
y rebusca ejemplos a seguir. Hay gente que adora y gente dorada. Agradecida y
bendecida. Gente iluminada por el sol de la mañana. Hay gentes que oscurecen el
amor y gentes que alumbran las montañas. Los hay que repican campanas y los hay
que replican sin más.
Hay gentes que son linaje y gentes que hilan y tejen. Están
los que se rompen y los que conectan. Los que reconectan y llegan. Hay gentes que nacen y renacen. Hay gente herida y gente que hiere. Valientes, dolidas. Diamantes
y turba.
Hay gente que siembra y gente que abona. Los hay que recogen
y los hay que ofrecen. Se ofrecen.
Hay gente que cambia.
Hay gente que es.
Y yo, también, hay momentos en que,
bajo el árbol frondoso,
también siento que soy gente que.
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