viernes, 17 de noviembre de 2017

CIERRA LOS OJOS




Hay veces que cierras los ojos y allí aparecen. Las imágenes. Lienzos de  futuro. De ese futuro que imaginas, del futuro que anhelas. 
Del futuro que pintas en tu mente. Con grandes brochas de los y si… o quisiera.. De los ay si solo pudiera… las fantasías de tu deseo más profundo… o de tu necesidad más profana. 

Y, en cerrando los ojos así, te vas. Pierdes y te pierdes por el trayecto onírico.  El camino de lo que aún no es. El camino de lo que quizás nunca sea. O quizás nunca sea como tú imaginas que será.

A veces cierras los ojos y ya están allí. Escenas del pasado. Escenas de una película que ya conoces. Escenas repetidas, escenas temidas, escenas vividas y disfrutadas. Escenas dolorosas…Escenas añoradas. 

Pero en cerrando los ojos hacia tu pasado, el recuerdo ya no es el mismo. No es el mismo que la realidad que experimentaste. Porque el recuerdo queda diluido en el río de la falsa memoria. Y el pasado nos atrapa. De nuevo.

Amigo, cierra los ojos y no hagas nada más. Tan solo eso: cierra los ojos. Siente. Respira. Vívete en tu negritud, en tu soledad, en tu sentirte al fin. 

Cierra los ojos y siente tus pies en el suelo. Siente el calor de tus párpados, el brillo de tus manos. El sabor de tu cabello y el aroma de tus lunares.

Amigo, cierra los ojos. Y ya.

Quizás, en cerrando los ojos así, puedas abrirlos con más claridad. Abrirlos a la bendición del arte. Abrirlos a la magnificencia del otro. Abrirlos a la grandeza del mundo.

Abrirlos a la generosidad …


…de dejarte en paz.



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