Un viejo de camiseta rala observa cómo la vecina del quinto
sacude la alfombra en el balcón. La mujer da las últimas tres sacudidas y ve
como un perro en la calle olfatea un trozo de pizza de anteayer. El perro levanta el
hocico y mira al cartero que cruza la calle y entra en la droguería. El dueño
de la droguería asoma la cabeza por entre la puerta y el escaparate y atisba
una paloma intentando elevar inútilmente el vuelo. La paloma pasa por encima de
la cabeza de un niño que, inocente, cuenta piedras en la acera y le canta algo incomprensible
a su madre. La madre, cansada, levanta la mirada para que el sol le encienda las
mejillas y contempla a un hombre de barba cana sentado en su balcón. El hombre de
barba cana me mira por detrás de los barrotes.
Y yo, yo suspiro de nuevo
pensando en ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario