domingo, 1 de septiembre de 2013
HAMBRE Y JUEGO
Hay ocasiones en las que me sorprendo en un punto fijo. El mundo desaparece a mi alrededor y bailo con el viento. Me quito la ropa. Toda. No importan los gritos, ni la lluvia. No importa el sofoco ni el hambre, el llanto o la risa. Solo me fijo en ese hilo que nos une cuando bailamos. Así, lentamente. Como si masticáramos el mismo sol.
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