Llegado el
momento en que le mires a los ojos y no sientas compasión, será una buena
decisión el plantearse perder a tu amigo. Empieza por distanciar el contacto. Toma
tú primero la iniciativa. No dejes que se te adelante o te dolerá más. Llama
solo una vez a la semana y luego ve distanciando tus comunicaciones: cada
quince días y luego una vez al mes. Si es él quien te llama, deja que el
teléfono suene y no descuelgues. Tu orgullo es superior al suyo. Responde tres
días más tarde y excúsate por tu gran vida interior. Él seguirá invitándote a
cenas aburridas, o a fiestas de cumpleaños, seguirá insistiendo para ir al cine
o pasear en tardes de otoño. Accede dos o tres veces pero plantéatelo como un
mero trámite en tu estrategia. Si el enemigo se cansa la batalla estará ganada.
Cuando te cuente que la novia lo dejó o que su madre está enferma asiente
levemente, tócate la barbilla simulando interés pero cambia de tema en cuanto
tengas ocasión. Habla de tus conquistas, expláyate con tu nuevo trabajo y
cuéntale cada insignificante cosa que hagas por las tardes. Si te pide prestado
un libro o te pregunta si le puedes dejar una corbata dile que no. Sin
explicaciones. No dejes que vaya a tu casa y nunca, nunca, paséis unas
vacaciones juntos. Compartir más de dos horas de confesiones podría arruinar tu
imagen de persona autosuficiente. No vayas a su boda y olvida su cumpleaños.
Recuerda que al cabo de unos meses, un año a lo sumo, ese gran amigo se
convertirá en un conocido más. Un día os cruzaréis por la calle y simplemente
os saludaréis con un leve movimiento de
cabeza. Sigue caminando, no mires atrás y felicítate por el éxito conseguido.
muy duro !! estoy en eso ahora con alguien y me lo has descrito muy bien.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario. Aunque todo es ficción me agrada que te sientas identificada con el mensaje.
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