lunes, 15 de julio de 2013

NIÑERÍAS


El sol se pone como de costumbre tras las colinas doradas. La sombra de los cipreses se posa sobre el cementerio que hay junto a la iglesia. Una cigüeña despereza sus alas preparándose para acostarse en su viejo nido. Las campanas dan las ocho y los feligreses salen por la puerta principal. Una vieja enlutada se dirige hacia la tienda de comestibles, mientras las abombadas barrigas de varios terratenientes de la zona se agitan a causa de una risa exagerada. El humo de sus puros se pierde entre la apatía general. La puerta de la sacristía se cierra con un golpe seco y un niño en pantalón corto se arrodilla ante la sotana del cura del pueblo. Este le mira desde arriba, se santigua y le coge la cabecita. Entonces, suspira y se agita de placer.


No hay comentarios:

Publicar un comentario