sábado, 6 de julio de 2013

¿QUIÉN SE HA LLEVADO MI QUESO?


 
El repartidor de flores a domicilio iba a dejar el trabajo aquella misma noche. Su última entrega era en un apartamento del barrio viejo. Volvió a leer la dirección: Sra. de J., avenida Luz de las Estrellas. Pensó en la ironía del nombre en una ciudad invadida por las farolas, los neones y los carteles fluorescentes.

Llamó al timbre. Esperó. Las paredes chirriaban como las puertas en oxidación y la única bombilla que reinaba la escalera parpadeaba sin cesar. Llamó de nuevo. Volvió a esperar. Las margaritas comenzaban a marchitarse Tocó el timbre otra vez. Y otra. Y otra más. Por fin, la puerta se abrió y unos pezones avispados le recibieron transparentes.

A la luz del alba puso en marcha la moto, aún con la imagen de unos pechos exuberantes y el sabor a miel en los labios de una desconocida perfumada. Al pasar el tercer semáforo se convenció de una realidad incuestionable: “quizás será mejor continuar en el ramo de las flores, en esta época de crisis nunca se sabe qué hay más allá de una buena oferta de trabajo”.
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario