Cuando el viejo payaso empezó a dolerse, la soledad decidió
dar un vuelvo a su vida y decidió empezar a viajar. Compró el periódico local y
buscó con ahínco el anuncio que llevaba tiempo esperando.
Lo encontró en las
páginas de contactos, a letra diminuta y en una esquina imperceptible:
“Camionera retirada busca nariz roja con sonrisa melancólica”
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